13 de abril de 2008

San Martín I, papa

Día 13 de Abril

Nacido en Todi (Umbría), y miembro de la clerecía romana, fue elegido para la cátedra de san Pedro el año 649. Ese mismo año celebró un concilio en el que fue condenado el error monotelita. Detenido por el emperador Constante el año 653 y deportado a Constantinopla, sufrió lo indecible; por último fue trasladado al Quersoneso, donde murió el ano 656.


(Carta 17: PL 87,203-204), de
San Martín I, papa

Es un deseo nuestro constante el consolaros por carta, aliviando de algún modo la preocupación que sentís por nuestra situación, vosotros y todos los santos y hermanos que se interesan por nosotros en el Señor. Ved que ahora os recibimos desde nuestro cautiverio. Os digo la verdad en el nombre de Cristo, nuestro Dios.

Apartados de cualquier turbación mundana y depuestos por nuestros pecados, hemos llegado casi a vernos privados de nuestra propia vida. Ya que todos los habitantes de estas regiones son paganos y siguen las costumbres paganas, y no se da entre ellos esa caridad que es connatural al hombre, que se da incluso entre los propios bárbaros, y que se manifiesta por una magnánima compasión.

Me ha sorprendido y me sigue sorprendiendo todavía sensibilidad y falta de compasión de todos aquellos que en cierto modo me pertenecíais, y también la de mis amigos y conocidos, quienes, cuando me he visto arrastrado por esta desgracia, ni siquiera se acuerdan de mí, ni tampoco se preocupan de si todavía me encuentro sobre la tierra o de si estoy fuera de ella.

¿Creéis que tenemos miedo de presentarnos ante el tribunal de Cristo y que allí nos acusen y pidan cuentas hombres formados de nuestro mismo barro? ¿Por qué tienen los hombres tanto miedo de cumplir los mandamientos de Dios y temen precisamente donde no hay nada que temer? ¿O es que estoy endemoniado? ¿Tan perjudicial he sido para la Iglesia y contrario a ellos?

El Dios que quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, confirme sus corazones, por intercesión de san Pedro, en la fe ortodoxa, y la robustezca contra cualquier hereje o adversario de la Iglesia y los guarde incólumes, sobre todo al pastor que ahora aparece como presidiéndolos, para que no se aparten, ni se desvíen, ni abandonen lo más mínimo de todo lo que profesaron por escrito ante Dios y ante sus ángeles, y puedan así recibir, juntamente conmigo, la corona de justicia de la fe ortodoxa, de manos del Señor y Salvador nuestro, Jesucristo.

De mi cuerpo ya se ocupará el Señor como él quiera, ya sea en continuas tribulaciones, ya sea en leve reposo.

El Señor está cerca, ¿por qué me voy a preocupar? Espero que por su misericordia no retrasará mucho el fin de mi carrera.

Saludad en el nombre del Señor a toda la familia y a todos los que se han sentido solidarios conmigo durante mi cautiverio. Que el Dios excelso os proteja, por su poder, de toda tentación y os dé la salvación en su reino.

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R/. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida. Aleluya.

V/. Todo lo estimo pérdida para conocer a Cristo, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte.

R/. Ahora me aguarda la corona merecida. Aleluya.

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